Antes de cruzar el pequeño puente del río Alarconcillo encontramos las ruinas del antiguo molino harinero, que en algunos documentos aparece como "molino de Camacho". De el ya solo queda el "cubo". A la derecha de la instalación del citado molino aparece la monumental "Noguera de San Pedro". Nogal de grandes dimensiones, con porte armónico y bien conservado, testigo tanto de la vida cotidiana de los avatares del molino, como de las fiestas y comidas que cada año acoge la zona en la romería del Santo.

Habiendo cruzado el río Alarconcillo tomamos el camino de la izquierda por el cual accedemos a lo alto del cerro observando a su paso la vegetación de bosque mediterráneo y los resaltes rocosos que almenan de forma natural los relieves más elevados del entorno.Estos formados por un paquete de cálizas y dolomías del Jurásico intensamente fracturado. Mediante una reacción lenta pero inexorable, la lluvia cargada de anhídrido carbónico aprovecha estas fisuras para infiltrarse. Una vez en su interior, el agua circula a través de una intrincada red de conductos creando un dédalo de morfologías como cuevas, simas y dolinas, llamadas kársticas. Y después de un largo viaje subterráneo, pasa a alimentar las fuentes y manantiales, y también a las lagunas. Desde este promontorio se divisan las lagunas Tomilla y Concejo. Lagunas bien conservadas en la mayoría de su espacio, manteniendo buenas muestras de vegetación palustre en sus orillas. Prácticamente enfrente descubrimos la "Morra de la Concejo". Morras, Motillas y Castillones, son denominaciones que se usan para nombrar asentamientos de la Edad del Bronce en la Mancha, y que en toda la zona del Alto Guadiana tuvieron una notable representación. Tanto unas como otras, eran instalaciones circulares, con murallas concéntricas que albergaban tanto a personas como alimentos y ganado. Se atribuye el nombre de Castellones y Morras a los poblados que se asentaban en altura y Motillas a las que se instalaban en el fondo de los valles protegiendo su accesibilidad por medio de tierras pantanosas y aguazales. Continuando por el mismo camino por lo alto del cerro ( paraje conocido como Pie Enmedio ) accedemos al final de este hasta que encontramos una cruz de madera, la llamada Cruz de las Monjas.

En los años sesenta eran habituales las visitas de una congregación de religiosas que utilizaban la zona como recreo.A ellas se les atribuye la instalación de esta Cruz de madera de un árbol tan singular en la zona y tan resistente a las pudriciones e inclemencias metereológicas como es la Sabina.Desde aquí se tiene acceso a una de las vistas panorámicas más interesantes que tienen las lagunas. Continuando el camino adelante se convierte en un abrupto sendero por el que descenderemos a la laguna Tinaja.

Ya en la Tinaja observamos la única manifestación de arte prehistórico de la zona. La laguna Tinaja de unos 700 metros de longitud por 250 metros de anchura debe su nombre a la forma que dibuja el contorno de su alargado perímetro que muestra hacia la mitad una notable inflexión.Por conveniencia de las centrales eléctricas y para situar a un nivel más bajo sus turbinas se realizo un canal artificial a cielo abierto que separa la Tinaja de la laguna de San Pedro por donde pasan sus aguas y que se le conoce como "Chorro de las Minas". En cuanto a los grabados, será algo dificil el localizarlos, estan localizados en las paredes rocosas de componente travertínico de la laguna tinaja. Han sido aprovechadas desde antiguo para grabar abundantisimos motivos artísticos de carácter esquematico. De amplio recorrido cronológico van desde los idoliformes que nos conducen al periodo Neolítico hasta las cruces de Caravaca, ya de época medieval o posterior.

Desde la anterior parada continuamos hacia adelante camino de la laguna de San Pedro y ascendemos unos metros por la senda de la ladera que nos conduce al Cerro de los Almorchones. Cerro testigo que antes de la perforación de la barrera tobácea, que separa la laguna Tinaja de la de San Pedro o también llamada Sampedra, estaba rodeado de agua. Así, era un sitio estratégico que no fue desaprovechado por distintos pueblos como los ïberos y los romanos que localizaron aqui sus asentamientos. En este punto podemos regresar por el mismo camino o continuar bordeando la laguna de San Pedro y realizar la vuelta por el lado contrario de esta laguna hasta llegar de nuevo a la ermita de San Pedro de Verona.