La ruta parte desde la ermita de San Pedro de Verona. Esta situada junto al camino vecinal que va desde Ossa a las lagunas en el paraje denominado de San Pedro, zona de peregrinación y culto desde muy antiguo. En las inmediaciones de la ermita se han encontrado sepulturas con enterramientos de personas de gran tamaño y otros hallazgos de tiempos pretéritos. Este primitivo templo religioso sufrió expolio en el año 1936, quedando muy dañada su estructura, por lo que fue levantado de nueva planta junto al lugar que ocupó la primitiva ermita. Por los vestigios que aún quedan y el labrado de las pocas piedras observadas y desaparecidas del lugar, se considera que su origen se remonta a los últimos años del dominio visigodo. En las mencionadas relaciones el Concejo de Ossa de Montiel respondía al monarca que la ermita es muy antiquísima, labrada en forma de cruz. Detrás de la ermita arranca la empinada Cuesta de la Almagra que termina en un colladito. Enseguida el camino atraviesa una zona arbolada y alcanzala cueva. La historia geológica de un territorio queda escrita para siempre en sus rocas. Hace más de 200 millones de años, cuando todavía las lagunas no existían, el mar sumergió los antiguos relieves originados por los empujes de la orogenia hercínica. Sin embargo y de manera inesperada, en medio de la masa agua un crestón, de apenas una hectárea , emergía a modo de isla. Se trata del pitón de la laguna de San Pedro, el roquedo más antiguo del Parque Natural.Por uno de sus flancos trepa la llamada Cuesta de la Almagra, cuyo nombre toma del intenso color rojo del roquedo.

El intenso color rojo de las rocas no pasa desapercibido en el paisaje, incluso el topónimo local Cuesta de la Almagra alude a él. Las culpables son unas costras ferruginosas que en ocasiones van asociadas al manganeso, un metal muy buscado antaño porque de él se extraía el cloro. A principios del siglo pasado la minería estaba en pleno auge, y los ingenieros de minas no tardaron en realizar prospecciones en la zona. Perforaron un pozo, pero nunca llego a explotarse porque perdieron la mena en profundidad. Hoy, cien años despues, sólo queda de esta quimera una cicatriz en el paisaje.

Ocho kilómetros separan la ermita de San Pedro de Ossa de Montiel. Pero esto no es motivo, ni tampoco la Cuesta de La Almagra, para desalentar a los romeros que cada Domingo de Resurrección trasladan en andas la imagen del mártir desde la ermita al pueblo. Siguiendo una antigua tradición descansan cuatro veces a lo largo del trayecto. Así, en este primer rellano se paran y posan la efigie del santo sobre unas piedras de sillería en forma de prisma cuadrangular hincadas al pie del camino.

En el siglo XVIII, el continuo acarreo de paños para batanar debió ser muy intenso entre las lagunas y los centros textiles de los alrededores. De tan intensa actividad queda poco, los batanes se perdieron pero el topónimo camino de los Bataneros todavía pervive en la memoria de algunos lugareños. Este viejo camino coincide en parte con nuestra senda, partía de la ermita de San Pedro, pasaba junto a la cueva de Montesinos y confluía en el antiguo Camino Real que iba a Ossa de Montiel. Los Batanes eranmáquinas empleadas para eliminar la grasa y dar cuerpo a los paños de lana. El continuo golpeteo de los enormes mazos sobre el tejido, emitia un ruido acompasado que podía escucharse de lejos. Don Quijote y Sancho se llevaron un buen susto cuando en la oscuridad lo oyeron.